sábado, 28 de septiembre de 2013

Un bonito día para matar tortugas.


Mis perros andan muy raros, llevan 3 días matando tortugas, lo trágico es que no se las comen, las despedazan y las dejan ahí. El problema fue que los niños y yo nos encontramos una que estaba como a la mitad, y todavía seguía viva, movía la cabeza y abría los ojos, pensamos que al moverla terminaría de morir y su estado agonizante tendría fin, pero no, al contrario, abrió mas los ojos y movió sus patas, quería vivir. Y entonces la enjuagamos los niños y yo, pensamos en alejarla de los perros haber si se recuperaba y milagrosamente regenerara su caparazón. Pero al inspeccionarla mas de cerca me percate de que por dentro ya tenia gusanos y en realidad solo estaba sufriendo de mas. Mi hermano me dijo que la matara, que era lo mejor. Así que ahí delante de los niños tome la barra de hierro de mi abuelo y la deje caer en el cuerpo de la tortuga, despedazando el poco caparazón que le quedaba y creo que alcance a ver sus ojos antes de que la barra hiciera contacto con su cuerpo, creo que los niños rieron cuando acabe con ella. La enterramos junto al gato.