sábado, 26 de enero de 2013

Aquí no había nada, solo atardeceres.




Recuerdo que aquí no había nada, era puro monte, muy pocos vecinos y nosotros vivíamos en una casa de tejas cuarteadas, en las tardes mi madre jalaba una silla hasta el limite de nuestro terreno con la calle y nos hacia tortas de nata con azúcar, yo tenia 5 años y me gustaban mucho. Los atardeceres eran hermosos, casi no había casas. Extraño vivir en aquel monte.

1 comentario:

Fabirú dijo...

:') QUÉ HERMOSO!